La palabra hikikomori se acuñó oficialmente por el psicólogo y profesor de la Universidad de Tsukuba, Tamaki Saito, en su libro: “Hikikomori: Endless Adolescence”, publicado por primera vez en 1998. Este término proviene del verbo hiki, que puede traducirse como "retirarse o cortar”, y la palabra komoru, que significa“ entrar”. Algunas de las características de las personas dentro del síndrome son: “pasar la mayor parte del tiempo en casa, ausencia de interés por ir a la escuela o trabajar, tiempo mínimo de aislamiento de 6 meses, ausencia de esquizofrenia, retraso mental y trastorno bipolar, exclusión de aquellos que mantienen relaciones personales” La mayoría de los hikikomoris no piden ayuda, bien porque no son conscientes de que su estilo de vida es un problema o bien por vergüenza. Los familiares tienen miedo a interferir en la vida de sus hijos y también sienten pudor llegando a veces al punto de unirseles en su reclusión debido a estos mismos motivos. A pesar de que al hikikomori se le solía asociar a una demografía masculina e incluso otaku, estas no son las características universales de los sujetos que entran dentro del síndrome puesto que también afecta a mujeres solteras y casadas e incluso a personas de la tercera edad y tampoco es un fenómeno exclusivo de Japón: se han registrado casos en otros países: Corea del Sur, Hong Kong, EEUU y España , donde se le conoce como “Síndrome de la Puerta Cerrada”; e incluso se podría comparar con los términos NEET que se utiliza en el Reino Unido “para aquellos jóvenes sin estudios ni formación. Y «slacker», «twixter» y «adultescent» son comunes en la sociedad estadounidense para describir a jóvenes que viven con sus padres y no aceptan su independencia” Muñoz Algar y de la Calle Real, presentan al síndrome como un fenómeno que requiere de mayor investigación para determinar si se puede seguir tratando como un padecimiento asociado necesariamente con afecciones psiquiátricas, psicológicas, sociales o condiciones culturales, de clase, etc, o como un desafío que enfrentan nuevos modos de vida ante las nuevas tecnologías y el internet; a pesar de que aún siguen surgiendo muchas teorías acerca de las causas en torno al síndrome de hikikomori, ellos insisten en detectar a las personas que viven bajo estas condiciones y promover su integración en su rol social de manera temprana, exhaustiva y multidisciplinar. Ante el escenario de la pandemia del covid-19 los hikikomoris parecen no verse afectados por el aislamiento a diferencia de la persona promedio e incluso surgen preguntas acerca de si este modo de vida, usualmente patologizado, “marcará normas sociales en el futuro”. En las conclusiones del texto donde refiere este cuestionamiento, Wirth agrega: “Un grupo de ex hikikomoris ha fundado una revista titulada Hikipos, en la que expresan sus inquietudes y la necesidad de cambiar la sociedad ultra competitiva actual. En uno de sus últimos artículos manifiestan que la cuarentena decretada en muchos países, junto a los avances tecnológicos, la realidad virtual y el teletrabajo pueden transformar el estilo de vida de las personas y asemejarlo más al de los hikikomoris.”

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